domingo, 31 de enero de 2010

Nueve - Neurofilms





Morir en paz es tan importante como vivir en paz. Morir dignamente es tan importante como vivir dignamente. Así, vivir y morir se convierten en un asunto esencial para crear salud en una comunidad imaginaria que se dice conciente de sí misma. Morir en paz no sólo es importante para la persona que está muriendo sino para los seres queridos que se quedan y que tendrán que seguir viviendo con la ausencia. Hacer un buen duelo o no hacerlo puede cambiar vidas enteras.

De esta pequeña reflexión podemos deducir la necesidad de darle a la muerte la importancia que verdaderamente tiene y por lo tanto, dársela a la vida que nos conduce finalmente a ella.



Matlop. Enero 31 de 2010.



7 comentarios:

Anónimo dijo...

........ probablemente sería más fácil para su dueña tirarlos a la basura.

Espero que el mensaje sobre el papel blanco haya logrado su propósito, el de apreciar más la vida, teniendo respeto a la muerte.

Anónimo dijo...

.....un sutil mensaje, capturado en su momento, con personajes reales.

Felicitaciones!!

Anónimo dijo...

La muerte sigue siendo TABÚ?

Porqué bloquearse a algo tan natural de nuestra existencia, como es nacer, vivir y morir.

Quién puede negar que esta última etapa de nuestro estar en este mundo, es el paso a renacer a otros mundos.

Anónimo dijo...

Lo ideal es morir, durmiendo en paz y soñando con una buena miiina, "pero" yo no estoy preparado para ser cremado o enterrado, prefiero ser un desaparecido.

Mujer de la luna dijo...

un mensaje mas para qu ienes creen que vivir entre cuatro paredes es vivir...

un abrazo y saludos para ti queriod matlop matlopiano de tu matlopianopais

matlop dijo...

abrazo sin limites mujer de la luna!

isamar dijo...

Primero sentí pena por los animalitos,luego rechazo por lo sucedido y las imágenes que los muestran. Finalmente.... me dí cuenta que le diste un sentido al final de sus vidas : hacernos reflexionar sobre la fragilidad de la existencia y el significado (para la mayoría) trascendente de la muerte